Y se marchó y a su barco le llamó libertad", que decía la tonada. Ayer, cada butaca ocupada del Serantes Kultur Aretoa de Santurtzi era aquella canción, un libro vital, un documental de carne y hueso, una vida de éxodo y desarraigo sufrida siendo niños y niñas vizcainos que dijeron adiós con sus pañuelos blancos de paz a su familia en 1937. Algunos nunca la volvieron a ver. Otros vivieron días dulces. Pero, ¿y aquellos que no pudieron retornar porque nadie localizó a los suyos? El barco Habana, así y todo, es un referente, la posibilidad de dejar atrás la guerra buscando horizontes de avenencia. Alrededor de doscientas biografías, por suerte inacabadas, se sentaron ayer en el acto titulado 75º aniversario de las evacuaciones, no lejos de donde en la madrugada del 20 al 21 de mayo de 1937 soltó amarras aquel vapor hacia la libertad. Aquella noche fueron alrededor de 4.000 con adultos a su cargo y en total a todo el mundo, "30.000" menores, manifestó el escritor de Kortezubi, Gregorio Arrien.
Emilia Carmen Migoya Gurtubai fue una de las niñas que el Gobierno de Aguirre junto con la británica Leah Manning buscó otro puerto. "Yo nací en los últimos minutos de 1923", explicaba a DEIA la de San Miguel de Basauri, que llegó ayer con el cartón número 52 de la Expedición Inglaterra de quienes embarcaron en el Habana. "Recuerdo todo perfectamente: la pena que sentimos al decir adiós, llorando y, luego, devolviendo a menudo. No recuerdo si había servicios para hacer nuestras necesidades".
Sí evoca de forma más clara cómo el crucero fascista llamado Cervera "quiso encañonarnos y gracias a la escuadra inglesa que nos escoltó salimos bien de aquella", enfatiza Emilia, que vestía una camiseta especial:
"¡Son niños de la guerra!", subrayaba y en el se podía leer Inoiz ez. Nunca más. Never again. Plus jamais, así como en grafía rusa. "También he traído el billete del regreso, este verde", señalaba con orgullo. Al arribar a Southampton les dieron una ducha, a algunos les cortaron el pelo…, más adelante le destinaron a Dover donde recuerda cuatro meses de vida en paz. Ella, viuda del gudari Manuel Latatu, de Lanestosa, aseguró anoche que "ha sido hoy -por ayer- uno de mis mejores días. ¡Precioso!".
"¡casi nos matan!" Otro testimonio curioso fue el de Enrique Santarén. El de Portugalete tenía 4 años cuando subió con su madre y dos tíos a un gasolino desde su municipio hacia Castro Urdiales. Su amatxu le contó que tuvieron que refugiarse en una cueva porque también bombardearon el pueblo cántabro.
"¡Casi nos matan!, me dijo, aunque yo no recuerdo nada", agrega. Al final consiguieron enrolarse en el Habana en Santander y zarpar a Francia. "Nos trataron muy bien. Nos alojaron en un monasterio donde hicieron presa a Juana de Arco. Desconozco cuándo volvimos, cómo fue la vuelta", lamenta. Sus familiares callaron que Enrique estaba enfermo de sarampión. Quien no pudo embarcar la noche del 20 al 21 fue Eleuterio Gago, por la misma razón: el sarampión se lo negó al jarrillero.
Todos los testimonios eran un lujo conocerlos, desmenuzarlos y para ellos y ellas poder contarlos en democracia, aunque no en república, monarquía legada por la dictadura. Con los presentes, los verdaderos protagonistas también participaron portavoces asociativos y políticos.
El alcalde de la villa y también nieto de una niña evacuada en la guerra, Ricardo Ituarte, aseguró que es "un orgullo" que Santurtzi fuera "la puerta hacia la libertad". "Sois un vivo retrato de lo que no debe volver a acontecer. Vuestro viaje fue un faro que sigue encendido".
Ituarte hizo entrega de un recuerdo a los presidentes de las asociaciones que, como avanzó DEIA, se disolverán en diciembre. Vicente Cañada representa a la Asociación de jubilados evacuados de la Guerra Civil. "El regreso fue penoso a un país arruinado y lleno de miedo", aseguró al tiempo que agradeció la intercesión de Leah Manning en 1937, quien "consiguió lo imposible". Enrique Urkijo lidera la Asociación de niños evacuados el 37. "Cesamos la actividad pero mantendremos la amistad".
La portavoz de Lakua Idoia Mendia, lanzó un dardo contra el PP por su postura ante la memoria histórica y afirmó que "queremos un país con memoria". La diputada de Cultura, Josune Ariztondo, hizo hincapié en que no olvida a los presentes porque "nos habéis dado el futuro". Por último, Arrien, pionero en el estudio de este episodio, citó: "La memoria sobrevivirá porque es una historia cargada de mucho futuro".
http://www.deia.com/2012/05/25/politica/euskadi/un-barco-llamado-libertad