El Plan General
de Ordenación Urbana de Santurtzi establece en uno de sus títulos,
concretamente en el undécimo de la normativa, el Régimen de Protección
de la Edificación, donde se incorpora el Catálogo de Edificios, Conjuntos
y Elementos Protegidos del municipio. Se trata de un listado de todos
los edificios, elementos y conjuntos catalogados, según sus niveles
de protección, al que pronto se sumarán las construcciones militares
ubicadas en el Monte Serantes que se corresponden con el Torreón, el
Fuerte y el Polvorín el Mazo, una vez sea aprobado en el pleno a celebrar
esta semana.
Así lo
ha dado a conocer en rueda de prensa el concejal de Urbanismo y Medio
Ambiente, Jose Luis Landaburu, quien ha explicado que históricamente
el carácter militar del emplazamiento responde a la situación estratégica
para el control y vigilancia del Abra y acceso marítimo a la ría de
Bilbao. Por ello, el propio emplazamiento tiene valores naturales y
paisajísticos, “por lo que el Plan General clasifica como Sistema
General de Espacios Libres el entorno de El Polvorín, situado en el
Mazo, y la parte alta del monte, donde se sitúa el Fuerte y el Torreón,
como Suelo No Urbanizable Forestal A Crear”, ha explicado. Por ello,
el Ayuntamiento de Santurtzi pretende ahora la modificación del Catálogo,
de acuerdo al conjunto de interés arquitectónico y ambiental que suponen
estos elementos e incluir en dicho catálogo municipal. Estos nuevos
elementos se suman al listado del Parque de Santurtzi, la iglesia de
San Jorge o de Mamariga, la Cofradía de Pescadores o el propio consistorio,
entre otros.
En relación
al Torreón, cabe destacar que éste se encuentra situado en la cima
del monte, a 452 metros de altura y se yergue este elemento defensivo
construido en 1868 para evitar los asedios de los carlistas.
Se trata de una atalaya edificada en sillería y que servía de puesto
de vigía para proteger El Abra. Desde su cima se controlan también
las dos márgenes de la ría
del Nervión, los montes
bocineros Oiz y Sollube, con las Peñas
del Duranguesado al
fondo, llegándose incluso a ver el cabo
Villano en días despejados.
De planta cuadrangular, estaba compuesto por dos plantas más la azotea
que servía de puesto de vigía y que estaba flanqueada por garitones.
En la planta inferior la torre estaba articulada en torno a una serie
de cinco troneras en cada uno de los lados, más una en cada una de
las cuatro esquinas. En la segunda planta se situaría el cuerpo de
guardia, con aberturas más grandes para la vigilancia costera y señales
de comunicación.
Por su parte,
el antiguo fuerte Serantes, actualmente en plena tarea de recuperación,
se encuentra en la ladera este del monte del que toma su nombre,
en un promontorio próximo a la cumbre entre los 350 y 367 metros de
latitud. Las edificaciones se encuentran dentro del perímetro pentagonal
que define el antiguo foso de protección del fuerte. Se trata de seis
pabellones, dos longitudinales dispuestos en orientación Este-Oeste
y entre éstos, cuatro transversales perpendiculares a los anteriores
orientados Norte-Sur.
La superficie
que encierra el foso es aproximadamente de 7.275 m2, mientras
que la superficie que encierran los muros dentro de los cuales se encuentran
las edificaciones de 1.520 m2. Como se halla a pocos metros
de la cima, el fuerte es visible desde mucha distancia y al encontrase
junto al camino de ascensión, este punto suele ser utilizado por los
montañeros y turistas para descansar y gozar de las impresionantes
vistas hacia el propio monte, el Golfo de Bizkaia, el Abra, la zona
minera y en general el Gran Bilbao.
Por último,
el mazo es un antiguo polvorín, a 245 metros de altitud, construido
a finales del siglo XIX, cuando por causa del hundimiento del acorazado Maine
en la bahía de La
Habana, España entró
en guerra con los Estados
Unidos, comenzando
así la llamada Guerra
de Cuba. En esa época,
se construyeron fortificaciones a lo largo de toda la costa del Cantábrico.
En Santurtzi se aprovecharon las baterías antiguas y se crearon nuevas,
para defender la costa de Bilbao y su ría. El polvorín estuvo ocupado
regularmente por tropas hasta el año 1932.
“No hay duda
del valor de estos elementos arquitectónicos, por lo que debemos hacer
todo lo posible por protegerlos y mantenerlos en el mejor estado que
podamos, ya que este conjunto de elementos arquitectónicos se encuentra
sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteraciones esenciales
de sus valores”, ha añadido Landaburu. Por ello, “impulsaremos
el Serantes y todos los aspectos de su entorno para darle un carácter
más turístico, lúdico y medioambiental, y seguiremos recuperándolo
en la medida en que podamos”, ha concluido Landaburu.
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