2009/07/31

Santurtzi se queda sin sardinera


En la madrugada del miércoles, a las tres y media, fallecía Rosario Santín Rodríguez, más conocida en Santurtzi como 'La Bella Charo', una de las últimas sardineras y modelo de la popular escultura que homenajea a esta figura en el municipio marinero. A sus 79 años, Rosario, viuda de Alberto Usubiaga, deja tres hijos y diez nietos, aunque también una legión de seguidores que la consideraban un icono y una figura histórica. Su funeral será esta tarde en la parroquia de San Pedro de Kabiezes, a las 19.30 horas.
'La Bella Charo' comenzó a trabajar a los 18 años y no abandonó su puesto hasta caer enferma a los 64. «Ser sardinera era su vida. Cuando estaba mala no quería más que ponerse bien para seguir vendiendo pescado», recuerda Amaia, la menor de sus hijas. Cuando era pequeña, a menudo iba con su madre durante las largas horas de faena. «Yo me escapaba de la escuela y la escuchaba gritar: 'anchoas, sardinas...' Y se me ponían los pelos de punta de la emoción», explica.
A pesar de la devoción con que lo hacía, la suya era una profesión difícil que terminó por pasarle factura. «Era un trabajo muy duro. En los últimos años tenía artritis por andar con el hielo y los huesos destrozados del peso, pero aquellas mujeres se lo tomaban con humor y siempre estaban haciendo bromas entre ellas», apunta Amaia.
Posa a escondidas
Su alegría y su reconocido atractivo la convirtieron en modelo para la famosa escultura de la Sardinera que el artista bilbaíno Laucarini instaló en el Paseo de Iparaguirre el 8 de septiembre de 1964, dominando el puerto y todo el Abra. «Mi padre no quería que posara para la estatua así que lo hizo a escondidas. Yo tenía siete años y a veces estaba con ella mientras la dibujaban», evoca Amaia.
Su osadía y férreo carácter no eran sus únicos atributos. 'La Bella Charo' también hacía gala de una fuerte devoción por la Virgen del Carmen, patrona de Santurtzi. «A mí me impresionaba mucho que mi madre siempre iba a la procesión marítima descalza», añora la hija pequeña.
A pesar de que Rosario inició su trabajo en los años cincuenta, no lo finalizó hasta ya entrados los noventa. Cuando lo dejó ejercía la profesión como lo había hecho siempre, aunque para ello tuvo que superar grandes dificultades. «En 1988 se enfrentó al Ayuntamiento, que quería sacar a las sardineras de la calle y meterlas en el mercado. Pero ella luchó y acabó venciendo», rememora Amaia. Aquella gesta terminó por acrecentar su fama y empezaron a interesarse por su vida los medios de comunicación. «Televisión Española quería que fuera a Madrid, incluso le pagaban el avión, pero ella no estaba dispuesta a irse», relata Amaia.
Mientras los medios la cortejaban, el periodista y presentador Antxon Urrusolo fue quien logró introducirla en la pequeña pantalla al grabar un documental sobre las sardineras con ella como protagonista. «Ella era uno de los personajes más emblemáticos y fue la última auténtica sardinera de las que realmente iban desde Santurce a Bilbao y con la saya remangada», reconoce al descubrir la noticia del fallecimiento. «Con ella se va un personaje vivo, de canción», se duele.
Interpretarse a sí misma
Urrusolo no sólo la trató en aquel documental. Fruto de la amistad trabada con Rosario en aquella época, más tarde la incorporó a su plantel de actores para el programa de ETB 'Detrás del sirimiri'. «Era un personaje único, de una naturalidad explosiva, que llenaba la calle con su voz y su gracia», asegura.
Rosario Santín compartió plató con actores como Álex Angulo, César Sarachu ('Cámera café'), Mariví Bilbao, Itziar Lazkano e incluso Álex de la Iglesia. «Ella hacía de sí misma, sin guión, y a veces nos costaba seguirla. Era pura energía, uno de los personajes de mi vida», admite Urrusolo. Fuente; el correodigital

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